El trabajo de años del Movimiento de Diversidad alcanzó sus dos mayores conquistas en la promulgación del Matrimonio Igualitario (2013) y la Ley Integral para Personas Trans (2018). Estos logros son el resultado del trabajo de ideación, redacción y negociación de activistas y militantes. La estrategia política hábil y las alianzas estratégicas fueron fundamentales para superar barreras partidarias y avanzar en la agenda de derechos. La aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario en 2013, precedida por la Ley de Unión Concubinaria en 2007, marcó un punto de inflexión en el reconocimiento legal de las uniones de hecho entre parejas del mismo género. Estas conquistas fueron resultado de una estrategia política meticulosa que por un lado sensibilizó a favor de la causa a la sociedad y a algunos sectores más abiertos de la clase política, y por el otro contuvo los batacazos de sectores conservadores. Esto aseguró que las leyes no fueran solo un logro legislativo, sino también un reflejo del cambio social hacia una mayor inclusión y respeto por la diversidad.
Ese mismo año, se aprobó la ley 19167(1), conocida como Ley de Reproducción Asistida, hito fundamental para mujeres lesbianas y personas gestantes. Otra conquista legislativa central del movimiento de la diversidad fue la promulgación de la Ley Integral para Personas Trans en 2018, que tuvo un antecedente directo en la Ley de Cambio de Nombre y Sexo Registral de 2009. A través de este nuevo marco legislativo, se ampliaron significativamente los derechos de las personas trans, garantizando el acceso al reconocimiento de sus identidades de género, servicios de salud, educación y empleo sin discriminación.
Se trató de un paso crucial hacia la igualdad legal y la protección integral de derechos para las personas trans en Uruguay. Un dato no menor es que la ley incluyó prestaciones reparatorias a las víctimas trans de la violencia estatal, no solo durante la dictadura sino también en períodos de democracia. A pesar de estos logros legislativos, persisten desafíos significativos en la lucha contra la discriminación y la violencia hacia la comunidad LGBTIQ+. La educación y la sensibilización continúan siendo herramientas fundamentales para promover una sociedad más inclusiva y respetuosa de la diversidad sexual y de género. Es crucial mantener el impulso y la determinación para avanzar hacia una sociedad donde todas las identidades y orientaciones sexuales sean plenamente aceptadas y respetadas.