Las pensiones de Montevideo

Maldonado y Yaro

Refugios en los márgenes

Para entender cómo vivieron las poblaciones marginadas en Montevideo, tanto LGBTIQ+ como no, es fundamental analizar el papel de las pensiones, que fueron y siguen siendo una respuesta a la problemática de la vivienda a lo largo de los 300 años de historia de la ciudad. Para las disidencias sexuales, las pensiones no solo representaron una solución habitacional precaria, sino que, en muchos casos, fueron el único espacio disponible en una vida marcada por la marginación.

En la Montevideo del siglo XX, muchas personas disidentes se veían obligadas a abandonar sus hogares debido a la violencia familiar y social, o incluso eran expulsadas cuando se hacía pública su no conformidad con las normas cisgénero. La falta de acceso a una vivienda digna violaba un derecho humano fundamental, perpetuando la exclusión social y económica de estas poblaciones.

Las pensiones acogieron a gran parte de estas personas a las que la sociedad marginaba. Sin embargo, durante mucho tiempo, estuvieron lejos de ser espacios libres de tensiones y discriminaciones. A pesar de ser uno de los pocos lugares donde podían encontrar alojamiento, en un principio, las pensiones no aceptaban a las personas travestis, lo que se sumaba a las condiciones precarias de los establecimientos y la necesidad de ejercer el trabajo sexual de forma clandestina. Con el tiempo, comenzaron a surgir pensiones que permitían ejercer a cambio de un precio más alto, lo que planteaba una disyuntiva en la vida de las personas: un costo de vida menor o la posibilidad de expresar sus identidades con libertad.

Más allá de las condiciones negativas, estas viviendas colectivas ofrecieron, en su anonimato, un escape a la moral conservadora. A medida que avanzaban los años, algunas pensiones específicas se convirtieron en espacios clave para las disidencias sexuales. Tal es el caso de la pensión de Maldonado y Yaro, recordada por muchos en los testimonios por haber servido como punto de partida para redes sociales que posteriormente dieron lugar a organizaciones travestis.

Las pensiones siguen siendo un espacio clave para comprender la historia de Montevideo y sus poblaciones más vulnerables. Son un símbolo de cómo las personas excluidas encontraron formas de habitar y resistir en una sociedad que no les daba lugar. Rescatar estos lugares y fijarlos en nuestra memoria es una manera de empezar a reconocer las deudas históricas en materia de derechos.